Suena contradictorio, ¿no? El hecho de que uno ayude a otra
persona y que sin embargo no lo hizo porque percibe que ese otro necesita una
mano... Entonces, ¿cuál es el sentido de la frase?
Porque sí, yendo a lo más básico, si una persona necesita
ayuda con algo y la otra persona (dentro de sus posibilidades) puede darle una
mano, ¿por qué no? Vaya y pase… pero la clave de todo esto está en la intención con la que uno ayuda al otro.
Uno ayuda a otro para darle el “empujón” que le hace falta
para completar algo, sea en la forma o situación que sea. ¿Pero qué pasa cuando
uno ayuda desde el egoísmo? ¿Les suena familiar?
Hablo de algunas personas que solo ayudan para quedar bien,
o para evitar conflictos con los demás, o incluso peor, para sacar algún beneficio
propio como, por ejemplo, echar en cara a ese otro la ayuda que le ofreció. Ser
justamente un malagradecido con aquel que te agradeció por la ayuda que le ofreciste,
sin saber que tus verdaderas intenciones eran ejercer un poder egoísta sobre él.
Nada menos que Micky Vainilla (el emblemático personaje de
Capusotto) recrea perfectamente el sentido de lo que trato de decir:
“Porque lo importante no es ayudar al otro, sino sentirse
bien con uno mismo”
A partir de ahí, cada uno sabe cuántos muertitos son los
que tienen que cargar en su conciencia… Tengan cuidado no solo a
quienes ayudan; sino también a los que
les ofrecen ayuda. Porque posiblemente, con cierta gente alrededor, es
preferible arreglárselas solo y desarrollar más autonomía...
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