En esta nota cortita y sencilla quiero hacer simplemente
un par de apreciaciones personales que no pude publicar en su momento. Y
además, aclarar un par de conceptos que estuve investigando:
1. Un municipio, en teoría, es aquel grupo
de personas que está compuesto por un intendente y varios concejales cuyo
objetivo es el de gobernar un territorio determinado. Por lo tanto, un delegado
municipal es aquel miembro de ese grupo que los está representando.
2. El
municipio posee ciertas funciones
principales que se encargaría de cubrir en general: la limpieza, colocación
de semáforos, pavimentación de calles y veredas, iluminación, creación lugares
al aire libre y vigilancia policial. De más está decir que todo esto necesita
un constante mantenimiento y arreglo.
¿Les parece muy ideal? Sí, lo es… y termina siendo una
triste ironía que los conceptos de estas instituciones terminen siendo así cuando
hablamos de Celina. Exceptuando la construcción de ciertas plazas y la reparación
de ciertas calles, pocas veces podría decir que he visto que se realicen esas
actividades supuestamente básicas. No es sorpresa para ningún vecino celinence
que no se priorice el bienestar del barrio, y menos el de los propios
vecinos.
Pero ésta es la gran paradoja: los mismos vecinos somos
también responsables de esto y no porque seamos los máximos culpables, sino
porque el poder de toda una población es mucho más consistente que el
de una entidad manejada como una empresa.
Es una situación delicada, ya que esto permite que estén
metiéndose cada vez más en los espacios que les corresponden a los vecinos. Y
así estamos: se están manejando las cosas que son de bien público como si
fueran una compra/venta de productos.