sábado, 16 de enero de 2021

El silencio de los inocentes y la codicia

¿Hasta dónde somos capaces de llegar con tal de obtener lo que poseen los demás? 

 

Hace algunos días tuve la suerte de volver a ver “Silence of the lambs” (literalmente “El silencio de los corderos”, pero es mejor conocida como “El silencio de los inocentes”). En ella, el Dr. Hannibal Lecter, (un brillante psiquiatra y psicoterapeuta devenido en un peligroso caníbal y asesino serial), ayuda a la estudiante del FBI Clarice Starling a localizar a un terrible homicida que parece tener alguna motivación especial respecto a sus víctimas (son todas mujeres, con sobrepeso, y a cada una les “quita” algo de piel).

Bajo esta premisa comienza una búsqueda intensa bajo la asesoría del Dr. Lecter, quien tras las rejas ayuda a la agente Starling a explorar la mente de este “malvado” asesino a fin de descubrir por qué hace lo que hace, y así lograr anticiparse ante la próxima víctima para poder detenerlo.

Sin embargo, hay un intercambio interesante entre ambos protagonistas (y es, creo yo, lo más significativo de la película): el Dr. Lecter pide algo a la agente Starling a cambio de su ayuda: indagar en su vida privada… por lo que no tiene otra opción más que acceder a ello. Y aquí comienzan los cuestionamientos con respecto a los MOTIVOS por los cuales cada uno hace lo que hace… porque con cada conversación (o más bien debería decir “análisis”) que ellos tienen, se ahonda más en un factor importante: la codicia, incluso cuando llega a limites dañinos y nefastos. El asesino busca de alguna manera cumplir un propósito a través de estos asesinatos… ¿pero por qué…? Y ahí está la clave: ¡Lo que se pone en juego aquí, es la manera en que cada uno CODICIA en otro lo que a uno mismo le falta!

¿Les resulta conocido? ¿Quién no ha anhelado uno lo que el otro tiene? ¿Quién no ha codiciado, teniendo uno esa falta, lo que los demás poseen? ¿A quién no lo ha movilizado conseguir a toda costa por fuera aquello que no podemos elaborar (y en especial, ACEPTAR) de nosotros mismos…?

No voy a revelarles detalles de la película, lo mejor es que la vean ustedes… pero durante transcurso de la misma se va suscitando varios interrogantes interesantes… como por ejemplo… la agente Starling ¿quiere capturar al asesino por el deber propio de su profesión, o (en palabras de Lecter) para “callar a los corderos”? (es decir, para reparar algo suyo, traumático, de su pasado) ... el asesino ¿mata porque es malvado o porque quiere conseguir algo de aquellas mujeres que asesina? Y así como estos dos interrogantes, hay muchos más para descubrir; tarea que se las dejo a ustedes… Más que recomendada esta obra para todos aquellos que les interesa explorar ese gran interrogante al que estamos persiguiendo los psicólogos constantemente:

“¿Por qué uno HACE LO QUE HACE?”