martes, 13 de noviembre de 2012

La problemática del psicólogo

Hace unos días empezó a circular una nota en Facebook donde habla sobre los que estudiamos psicología (yo incluido). Dicha nota trata sobre ciertas cosas que piensan algunas personas cuando saben que, alguien cercano a ellos, la está estudiando. Leer ésa nota fue como un disparador hacia algunas cuestiones mías que quería escribir hace mucho tiempo...

Cuando empecé a estudiar ésta carrera y adquirir algo de conocimiento sobre ella, me di cuenta de que el ámbito que rodea a los psicólogos está frecuentemente mal visto. Personalmente sospecho que éste pensamiento puede venir de personas que hayan tenido una mala experiencia en un tratamiento terapéutico, o que se trate de gente que prefiere creer antes de pensar.

Pero el problema no radica en que te pregunten cosas sobre psicología o que muestren interés en saber lo que uno ve como material de estudio, sino en la gran cantidad de ignorancia ajena que podés encontrar en algunas personas. ¡Y gracias a Dios que son sólo "algunas"! Porque otras personas por suerte saben indagar en éste ámbito con un mínimo de objetividad y curiosidad, y no dejándose llevar por estereotipos.

(Estereotipo del psicólogo: Descripción gráfica)

Es muy chocante para mí ver cómo familiares/amigos/conocidos míos piensan de antemano que yo podría tener la respuesta a todos los problemas (ajenos o no) que se presentaran a mi alrededor. Ya es algo común para mí escuchar preguntas y/o recriminaciones de tipo: "¿Cómo se le llama a tal tema/situacion/loquesea en psicología?", "No confío en vos, me vas a psicoanalizar", "A mí no me vengas a hacer psicología barata", "¿Y vos que estudiás psicología, que opinás?", o "¿Estudiás psicología y no sabés de qué se trata tal cosa?".
  
Cosas así me resultan bastante irritantes, no sólo porque siento que me piden respuestas que no tengo, sino porque además caigo en la cuenta de que no puede ser posible que tengan esa imagen sobre la psicología. Me hace pensar que a veces lo que está "culturalmente dado" puede ser realmente una mierda...

Es por eso que, en vista de todo esto, tengo la necesidad de hacer una bajada de línea a todos esos prejuicios, ya que suelen tomarse muy a menudo, como verdaderos. Porque por lo visto, los demás parecen vernos de ésta manera: 

  • El psicólogo atiende a los locos.
  • No hay que contarle los problemas a alguien que no se conoce.
  • No se necesita un psicólogo, para eso están los amigos.
  • Si uno va al psicólogo, puede terminar enloqueciéndolo.
  • El psicólogo es un charlatán.
  • Para lo único que sirve es para sacar plata. 
  • De lo único que sabe hablar es de sexo.
  • Nadie tiene que venír a decirle a uno lo que tiene que hacer.
  • No hay necesidad de hablar con nadie, uno puede arreglarse solo. 
  • Los problemas propios no los va a resolver otro.
  • Siempre se la pasa "psicoanalizando" a todo el mundo. 
  • No puede ayudar a nadie si él tiene igual o más problemas que uno.   

Como se imaginarán, hay muchísimas "frases célebres" más, que sólo podrían salir de gente que les gusta hablar por hablar, que se creen los dueños de la verdad o que son simplemente ignorantes. Y como dije antes, hay muchos prejuicios sobre los psicólogos (profesionales o estudiantes) que están bastante aceptados por ésta clase de gente. Así que empecemos a aclarar las cosas:

Psicología es una carrera más como cualquier otra.
En una visión muy (pero MUY) básica, la psicología es la ciencia que estudia la mente humana en su más amplio sentido. No nos pasamos día y noche "analizando" a los demás mientras anotamos absolutamente todo lo que sucede a nuestro alrededor. Y no, tampoco nos vestimos todos con la onda freudiana (entiéndase "onda" como: tener anteojos, pipa, camisa y saco, seriedad absoluta, e indiferencia a emociones ajenas). Abran los ojos, gente. Es simplemente el estudio de la mente humana. Así de sencillo.

Los psicólogos somos seres humanos como cualquier otro.
Muchos piensan que, porque estudiamos o nos dedicamos a esto, entonces nuestras vidas son perfectas y somos felices por siempre. Ésta es la creencia más grosera que alguien pueda tener, porque no dejamos de ser PERSONAS, y como tales, también nos angustiamos, nos ponemos tristes, nos equivocamos, nos invade la locura, nos asustamos, nos desesperamos, nos enojamos, nos frustramos, nos deprimimos, nos ponemos ansiosos, nos ponemos inseguros, y así hasta un largo e infinito etcétera. Como todo ser humano que se precie de tal, siempre tuvimos, tenemos, y vamos a tener todos los estados anteriormente mencionados.

Los psicólogos no tenemos una varita mágica.
Es increíble como algunas personas pueden tener la ilusión de que, sólo por estudiar ésta carrera, piensan que podemos ser capaces de resolver cualquier situación sin que nos afecte en lo más mínimo, o que podemos cambiar a las personas a nuestra voluntad, creyendo que podemos "lavarles el cerebro" por un capricho de otro. Incluso hubo ocasiones en las que contemplé, horrorizado, que hasta se atrevían a asociarla y compararla con la parapsicología (no me pregunten cómo fue la situación, no quiero ni acordarme...), como si fuéramos alguna clase de adivinadores o brujos. Pensar barbaridades como éstas deberían ser castigadas...

Los psicólogos no estamos solos en el mundo.
Muchas veces uno cae en ésta paradoja: "Si el psicólogo ayuda a las personas... ¿Quién lo ayuda a él?". Y la respuesta termina siendo una reverenda estupidez: ¡¡Lo ayuda otro psicólogo!! Cuando uno ejerce ésta carrera, los problemas que surjan en su vida personal o con sus pacientes, son trabajados en su propia terapia con otro psicólogo, que además cumple el papel de "supervisor", si es que tiene algún paciente con el que se sienta emocionalmente involucrado. Y éste tema de recibir ayuda es aplicable a cualquier otra carrera. Si un médico está enfermo, va a ver a un médico. Si un abogado tiene problemas legales, va a ver a un abogado. Y así sucesivamente.

(Por si no entendieron...)

Eso debería ser lo que mínimamente tienen que saber sobre las personas que, de alguna manera, estamos vinculados hacia ésta carrera. Una carrera que personalmente me resulta muy interesante, que me fascina y me hace sentir orgulloso de haberla elegido. Es un conocimiento que, como toda carrera en general, te abre la cabeza de una manera excepcional.

Como ven, somos seres humanos comunes y corrientes. Nosotros tampoco somos dueños de la verdad, ni tampoco tenemos ningún don para solucionar los problemas de todo el mundo. Si alguna persona quiere saber el verdadero valor de ésta ciencia, la invito a que empiece un tratamiento terapéutico, o que en su defecto, investigue o lea al respecto. Ir a un psicólogo no es más que la búsqueda de conocerse a uno mismo. Porque más que una ciencia, es como un arte. El arte de descubrir la verdad que cada uno encierra en su interior. 


domingo, 4 de noviembre de 2012

Creer o no creer, ésa es la religión

Mis creencias religiosas fueron originalmente Católicas. No por decisión propia obviamente, sino porque así me crío mi familia. La gran mayoría de la gente que conozco son creyentes. No fue por un capricho de nadie, sino porque así fuimos acostumbrados culturalmente en términos de religión, en donde se estableció que el origen de todo, es por obra de Dios.

Por supuesto no tengo nada en contra de los que crean así. Las cosas que a veces encontramos inexplicables son atribuidas casi siempre a Dios. Estoy de acuerdo en que alguien o algo tuvo que haber dado forma y vida a todo lo que nos rodea, pero por otro lado yo opino que ésta atribución no le pertenece en absoluto a Dios, o al menos, nadie fue capaz de demostrarlo razonablemente.

Mi creencia empezó a cambiar desde que estaba por terminar el secundario, a los 18 años. Hubo muchísimas cosas sobre Dios y la religión Católica (y también sobre la religión en general) que no paraban de hacerme ruido. Las razones eran muchas, y todavía las sigo teniendo. De la religión católica noté que me encontraba repleto de interrogantes. Ya sea por verlas y leerlas desde distintos medios o investigando en profundidad sobre religiones en general, caí en la cuenta de que había muchas contradicciones que parecían hasta rozar lo absurdo. Algunas de las cosas que yo cuestionaba eran:

  • ¿Por qué hablan de cosas como "Dios es amor" o "todos son hijos del Señor", pero a los que poseen otras creencias religiosas (o directamente no poseen) no obtienen "la gracia de Dios"? ¿Acaso no estaban hablando de igualdad y aceptación hace un momento?
  • ¿Por qué razón se supone que con Dios todo es prácticamente un pecado? Si tanto amor tiene para dar, ¿Qué hace estando tan ocupado amenazando a todo el mundo con que se van a ir al infierno?
  • ¿Por qué no se acepta (por ejemplo) el hecho de que algunas personas tienen otra inclinación sexual en su vida? ¿Cuál es el pecado en eso? ¿Ser homosexual o lesbiana equivale a un viaje de ida gratis al infierno?
  • ¿Por qué hay tantos sacerdotes o curas acusados de pedofilia? ¿Y por qué la propia comunidad cristiana los defiende a pesar a de haber cometido claramente un pecado que el mismo cristianismo establece?
  • ¿Y que hay de todas aquellas personas que pasan de creyentes a fanáticos? Hay varios casos en los que comenten delitos y asesinatos con la excusa de que, si no lo hacían, "Dios los iba a castigar"... ¿Cómo es el asunto entonces? ¿Si lo hacen en nombre de Dios entonces pueden perjudicar o asesinar a quien les plazca?

Y con esto podría seguir hasta que se me terminen los caracteres del blog... Otro de mis mayores interrogantes era también el por qué de ser tan rígido, en donde cada persona no era libre de creer o no creer en religiones a su voluntad. Era una idea de absolutismo tan injustificada que hasta me parecía ridícula.

Creo que por más que se esté hablando de algo tan culturalmente fuerte como la religión, hay que abrir la mente y tener en cuenta que no dejan de ser creencias, y como tales no son ni mas ni menos que (en palabras de Moscovici) "ideas y/o opiniones que las personas construimos socialmente y son moldeadas por lo que otras personas crean o digan".

¿Qué pienso yo de la religión? Con lo que estuve viendo e investigando por distintos medios, lo que puedo decir es que (a mi criterio, claro está) la religión surgió desde el principio de la humanidad como una necesidad de buscarle un sentido o una razón a lo que no podemos explicar con hechos y/o con palabras, atribuyéndolo generalmente éste merito a una deidad que no se puede ver ni tocar. También pienso que uno tiene la libertad de creer o no creer en lo que se le plazca. En éste sentido estamos abiertos a un mundo de posibilidades, no de hechos. Y es obvio por qué digo esto: porque por algo son creencias religiosas, así que como tal, cada uno tiene que ser libre de sacar sus propias conclusiones y poder elegir (o no) la creencia que le resulte más convincente sobre el origen todas las cosas.


Son sensaciones muy raras las que tengo ahora. Parece que hubiera entrado en un estado de confusión, pero al mismo tiempo de claridad, porque no descarto la existencia de algo o alguien que sea superior al ser humano (y además responsable de toda ésta existencia), pero al mismo tiempo estoy convencido de que ése no es Dios. De hecho no tengo idea de quién es ese alguien o algo que hace posible todo ésto. Pero de una cosa estoy seguro, y es que sólo voy a saberlo cuando me llegue la hora. ¿Quién está del otro lado cuando nos morimos...? No se. Puede ser Dios, o Alá, o Buda, o Jehová o quien sea. ¡O quizá no hay absolutamente nada y nos estamos quemando la cabeza en vano!

Cuando terminé el secundario, caí en la cuenta de que cualquiera que sea el resultado final cuando me muera, no voy a saber lo que me espera del otro lado porque simplemente ya no vamos a existir más. Estamos en un mundo común y corriente. Es imposible para nosotros saber algo que implique ir más allá de nuestra existencia. Es un saber totalmente inaccesible. Nos guste o no, tenemos que aceptar de que hay cosas a las cuales nunca vamos a saber del origen de su existencia. Todo está abierto a un sinfín de posibilidades, y así como quizá encontremos las respuestas después de la muerte, también es posible que jamás las encontremos ni en esta vida ni en la otra.

Luego de haber llegado a ésta forma de pensar resulta que, pasados unos años, todo lo que pienso actualmente sobre la religión tiene un nombre. Fue muy extraño, y hasta gracioso. Nunca me hubiera imaginado que un pensamiento así estuviera perfectamente conceptualizado. Y que además fuera creencia de varias personas alrededor del mundo. Pero terminó siendo así. Ahora pasa y resulta que, sin darme cuenta, mi pensamiento resultó ser Agnóstico.


No sé quien está del otro lado. 
Quizá sea alguna deidad, quizá no sea nada.
No estoy seguro de ninguna posibilidad. 
Pero de lo que sí estoy seguro es que en ésta vida no la puedo encontrar ésta respuesta, porque va mas allá de nuestra experiencia real y concreta. 
Ser agnóstico es aceptar que ciertas cosas no tienen una explicación de ser o existir porque están en otro plano. 
Un plano al que, o por ahora no pertenecemos, o quizá nunca haya existido...


(Agnosticismo: Descripción gráfica)