(Estereotipo del psicólogo: Descripción gráfica)
reguntas y/o recriminaciones de tipo: "¿Cómo se le llama a tal tema/situacion/loquesea en psicología?", "No confío en vos, me vas a psicoanalizar", "A mí no me vengas a hacer psicología barata", "¿Y vos que estudiás psicología, que opinás?", o "¿Estudiás psicología y no sabés de qué se trata tal cosa?".
- El psicólogo atiende a los locos.
- No hay que contarle los problemas a alguien que no se conoce.
- No se necesita un psicólogo, para eso están los amigos.
- Si uno va al psicólogo, puede terminar enloqueciéndolo.
- El psicólogo es un charlatán.
- Para lo único que sirve es para sacar plata.
- De lo único que sabe hablar es de sexo.
- Nadie tiene que venír a decirle a uno lo que tiene que hacer.
- No hay necesidad de hablar con nadie, uno puede arreglarse solo.
- Los problemas propios no los va a resolver otro.
- Siempre se la pasa "psicoanalizando" a todo el mundo.
- No puede ayudar a nadie si él tiene igual o más problemas que uno.
Los psicólogos somos seres humanos como cualquier otro.
Muchos piensan que, porque estudiamos o nos dedicamos a esto, entonces nuestras vidas son perfectas y somos felices por siempre. Ésta es la creencia más grosera que alguien pueda tener, porque no dejamos de ser PERSONAS, y como tales, también nos angustiamos, nos ponemos tristes, nos equivocamos, nos invade la locura, nos asustamos, nos desesperamos, nos enojamos, nos frustramos, nos deprimimos, nos ponemos ansiosos, nos ponemos inseguros, y así hasta un largo e infinito etcétera. Como todo ser humano que se precie de tal, siempre tuvimos, tenemos, y vamos a tener todos los estados anteriormente mencionados.
Los psicólogos no tenemos una varita mágica.
Es increíble como algunas personas pueden tener la ilusión de que, sólo por estudiar ésta carrera, piensan que podemos ser capaces de resolver cualquier situación sin que nos afecte en lo más mínimo, o que podemos cambiar a las personas a nuestra voluntad, creyendo que podemos "lavarles el cerebro" por un capricho de otro. Incluso hubo ocasiones en las que contemplé, horrorizado, que hasta se atrevían a asociarla y compararla con la parapsicología (no me pregunten cómo fue la situación, no quiero ni acordarme...), como si fuéramos alguna clase de adivinadores o brujos. Pensar barbaridades como éstas deberían ser castigadas...
Los psicólogos no estamos solos en el mundo.
Muchas veces uno cae en ésta paradoja: "Si el psicólogo ayuda a las personas... ¿Quién lo ayuda a él?". Y la respuesta termina siendo una reverenda estupidez: ¡¡Lo ayuda otro psicólogo!! Cuando uno ejerce ésta carrera, los problemas que surjan en su vida personal o con sus pacientes, son trabajados en su propia terapia con otro psicólogo, que además cumple el papel de "supervisor", si es que tiene algún paciente con el que se sienta emocionalmente involucrado. Y éste tema de recibir ayuda es aplicable a cualquier otra carrera. Si un médico está enfermo, va a ver a un médico. Si un abogado tiene problemas legales, va a ver a un abogado. Y así sucesivamente.
(Por si no entendieron...)
Eso debería ser lo que mínimamente tienen que saber sobre las personas que, de alguna manera, estamos vinculados hacia ésta carrera. Una carrera que personalmente me resulta muy interesante, que me fascina y me hace sentir orgulloso de haberla elegido. Es un conocimiento que, como toda carrera en general, te abre la cabeza de una manera excepcional.
Como ven, somos seres humanos comunes y corrientes. Nosotros tampoco somos dueños de la verdad, ni tampoco tenemos ningún don para solucionar los problemas de todo el mundo. Si alguna persona quiere saber el verdadero valor de ésta ciencia, la invito a que empiece un tratamiento terapéutico, o que en su defecto, investigue o lea al respecto. Ir a un psicólogo no es más que la búsqueda de conocerse a uno mismo. Porque más que una ciencia, es como un arte. El arte de descubrir la verdad que cada uno encierra en su interior.