En
esta segunda parte del material elaborado por Chris Kleinke, vamos a explorar
las metas más comunes dentro de un tratamiento psicoterapéutico. Anteriormente
nos enfocamos en los componentes más comunes; y ahora el foco está en a qué
queremos llegar con este tratamiento.
Podemos
incluso pensar la psicoterapia más allá de un “tratamiento” psicológico, sino más
bien como una relación de trabajo
entre paciente y terapeuta con el fin de buscar soluciones a los problemas, es decir, soluciones con más ventajas y
beneficios de las que ya habían intentado antes de comenzar una psicoterapia.
Si
seguimos dándole una vuelta más de tuerca, podemos pensarlo incluso como una asistencia hacia su maduración, y con
ello, lograr a conciencia que el paciente pueda contemplar de dónde viene y
hacia dónde va (tener en claro cuál es su estado
actual y cuál es su estado deseado).
Todo esto implica que el paciente gane flexibilidad en sus conductas, en sus
creencias, en sus expectativas y en sus modos de afrontamiento.
Dicho
todo esto, ¿a qué le damos más énfasis entonces dentro de un tratamiento?
Básicamente a tres aspectos:
1. Énfasis
al AFRONTAMIENTO (y no a la patología)
El paciente
no llega a terapia para que le expliquen su posible patología, sino que lo hace
porque sus soluciones intentadas no
funcionaron. Así que, como terapeutas, nuestro trabajo consiste en ayudar a
superar ese estancamiento en sus soluciones, debido a que le generar estilos erróneos de afrontamiento. Esto
puede lograrse dándole más importancia al “para
qué” de sus soluciones.
2. Énfasis
en el CAMBIO (y no en la curación)
Si
contemplamos sus problemas como “problemas del vivir”, la idea de curación es inconcebible. Por ende, no se pretende una “curación
total” sino una mejora significativa en
sus dificultades actuales para que pueda tener conductas más adaptativas. Apreciar el cambio como
una posibilidad y que sobre todo elijan
lo que quieren y pueden cambiar les va a generar que, en vez de preguntarse
“¿por qué debo cambiar?” terminen preguntándose “¿por qué no?”.
3. Énfasis
en la RESPONSABILIDAD (que el paciente se haga cargo)
Desanimar
al paciente a que se exprese mediante excusas (como el “no puedo evitarlo”, “es
más fuerte que yo”, “soy así”, etc.) y animarlo que se exprese en un lenguaje
de responsabilidad (“elijo hacerlo así”, “hago esto porque no encuentro una
manera mejor”, etc.). Esto le permite ser capaz no solo de asumir la
responsabilidad de sus actos, buenos o malos, sino también apuntar hacia la búsqueda
de mejores soluciones.
Volviendo al tema de las metas dentro de
una psicoterapia, cabe aclarar que siempre son de acuerdo con los problemas y
deseos específicos del paciente. Sin embargo, en todos los casos podemos
encontrar seis metas fundamentales que hay en común dentro de toda psicoterapia:
·
Superar
la desmoralización y ganar esperanza
Las desmoralizaciones más comunes son
aquellas que generan sensaciones de incompetencia, baja autoestima, alienación
y desesperanza. Al ganar esperanza, en cambio, se generan sensaciones de fuerza, de energía y determinación para alcanzar las
propias metas. Con ello, se logra también mayor confianza en uno mismo y en sus
competencias, permitiendo que se encuentren caminos más “fructíferos” a la hora
de visualizar los problemas como desafíos
y no como amenazas. Poniéndolo en un sentido más filosófico: no esperar algo de la vida, sino que la
vida espere algo de ellos.
·
Fomentar
competencia y autoeficacia
Con “competencia” nos referimos a ser competente en la adquisición del
autocontrol; y con “autoeficacia” nos referimos a la habilidad de ejercer
conductas que son necesarias para dominar los desafíos de la vida (posee una
influencia importante en la cognición, motivación y estado de ánimo) y que le
hace tomar conciencia de sus fuerzas y
flaquezas. La actitud de la autoeficacia, entonces, está centrada siempre
en lo siguiente: la convicción con
la cual realiza su conducta, la dificultad
que está dispuesto a asumir y la visualización de su confianza, es decir, hasta donde se siente capaz de llegar.
Como en la meta anterior, todo esto desemboca en contemplar los problemas como
un desafío.
·
Superar
la evitación
La evitación es la fuerza motora más común
que suele estar detrás de los problemas. Esto, a la larga, genera sufrimiento el
temor al problema que al problema en sí mismo. Superar la evitación implica
enfrentarse con sus problemas firmemente hasta encontrar soluciones apropiadas
·
Ser
consciente de la ideas erróneas de uno mismo
Nos referimos a las famosas distorsiones cognitivas que deben ser
modificadas en el paciente y que no respondan a sus intereses. Para ello,
existen ciertas maneras de reevaluar
concepciones erróneas: animarlos a ver en qué medida está afectada su vida,
preguntar para centrar la atención en sus creencias, invitarlos a observar su
propio comportamiento, experimentar los efectos que genera en sus sentimientos y
en las reacciones de otros.
·
Aceptar
las realidades de la vida
La importancia de aceptar y aprender a
afrontar esas realidades inalterables, “lecciones” en las cuales algunas cosas que debe aceptar son: el mundo tiene aspectos buenos y malos; soportar las inevitables frustraciones, tensiones y
privaciones; defender nuestros derechos;
establecer metas realistas; perfeccionar lo interpersonal ya que es beneficioso;
ser honesto con nuestros propios
sentimientos; apreciar la actitud cooperativa de los demás; algunas
personas tienen autoridad sobre nosotros y debemos afrontarlo; desarrollar nuestro propio sentido de la
identidad, autoestima y autoeficacia.
·
Lograr
el insight
Insight es una palabra en ingles que
significa “revelación” o “perspicacia”,
y se refiere a tomar conciencia de por qué
los pacientes eligen funcionar como lo hacen. Esto hace hincapié en un
modelo compensatorio que implica que no
son responsables del problema, pero sí de la solución. Tanto en el aquí y
ahora como en el pasado, el insight ayuda a que el paciente no solo consolide
su relación con el terapeuta sino también que comprenda la razón por la cual estructuró
sus estilos inadaptados y poder investir
su pasado como motor para el cambio.