domingo, 21 de septiembre de 2014

El valor del número cero

Seguramente muchos conocen esa frase que dice: "soy peor que un cero a la izquierda", mayormente dicha cuando una persona se siente a sí misma sin valor (que ese valor no es otra cosa que su autoestima) o de forma despectiva hacia otros.

La frase, pensándola un poco, es bastante interesante. Porque el número 0, a pesar de que por sí solo no expresa ningún valor (y mucho menos a la izquierda de un número), tiene un uso ambiguo: efectivamente, a la izquierda de un número no tiene ningún valor... pero a la derecha de un número, aumenta su valor.

Si lo miramos de ese lado, se puede caer en la cuenta de que el 0 vendría a ser algo "neutral", o intermedio entre el resto de los números. Y creo que perfectamente se podría comparar al número 0 con una persona, porque dependiendo de la posición que tome en su vida respecto a otras personas que se cruce en su camino, es ahí donde se va a poder dilucidar cuánto valor tiene uno mismo

Si bien a veces ese valor es arbitrario (es decir, que no depende de nosotros por situaciones que van más allá de nuestro control), otras veces podemos tomar la decisión de posicionarnos mejor ante la vida, y de adjudicarnos el valor que consideremos justo para nosotros mismos a nivel real, de forma lógica (y no de forma irracional, ya sea imponiéndose a un otro o ser dominado por un otro).

Y así como el 0 achica su valor cuando está a la izquierda de otros números (personas), también puede agrandarlo cuando está a la derecha de otros números... 

No siempre las cosas son del todo malas si sabemos posicionarnos lo mejor que podamos ante esas situaciones.


"Que no tengo valor, dicen mis nueve hermanos, 
sin pensar que aumento el suyo cuando estoy a su derecha"

jueves, 18 de septiembre de 2014

Emergencia comunitaria

Quiero compartir con ustedes un dato que ojalá ayude a disipar ciertas dudas y quite algunos miedos. Al pasar por la colectora de Ricchieri y luego seguir derecho por Boulogne Sur Mer hasta una ermita del Gauchito Gil, se encuentran los barrios "Las Achiras" y "17 de Noviembre"


Las Achiras no es una villa nueva: está hace ya 42 años, surgida a raíz de un plan para albergar transitoriamente a las víctimas de una gran inundación que se produjo en el '72. En cuanto al barrio 17 de Noviembre, vendría a ser una suerte de "anexo" (que se volvió mucho más grande que Las Achiras) producto de la inmigración de comunidades bolivianas, peruanas y paraguayas.


Lo que mucha gente no sabe, es que hay varios comedores comunitarios dentro de estos barrios. Quizá sea por el estigma de ser una "villa", que la mayoría no sepa de la existencia de estos comedores, y más aún que no se esté al tanto de que se puede contribuir a la causa haciendo el aporte que cada uno crea necesario (ropa, zapatillas, alimentos no perecederos, elementos de cocina, útiles escolares, etc.). 


Uno de los más conocidos es el "Comedor La Esperanza", que está en Las Achiras. En él, no solo se les da de comer y merendar a más de 100 chicos, también se organizan diversos talleres (taller de detectives, de fútbol, de ajedrez, etc.) y actividades lúdicas de todo tipo, en el que cualquiera se puede sumar como voluntario para los mismos. La idea es ayudar a los chicos no sólo en necesidades básicas sino también para formarlos y contenerlos. También hay otros dos comedores más en 17 de Noviembre, llamados "Mamá Celina" y "Oyitas", pero todavía no tuve oportunidad de investigar algo más sobre ellos. 


Quien quiera participar como voluntario o colaborador en alguno de estos comedores, pueden contactarlos a través de los siguientes medios:
  • Comedor La Esperanza: 4163-4186 / 6763-4723 / 4462-0107
  • Mamá Celina: https://www.facebook.com/celina.comed
  • Oyitas: https://www.facebook.com/groups/116861678338776/

martes, 16 de septiembre de 2014

Cambiar... ¿bueno o malo?

Mucha gente (incluido un servidor) tiene miedo al cambio. De dar un nuevo giro a su manera de actuar, de reinventar su bagaje con el que toma decisiones durante el día a día. Pero hay gente que sí se envalentonó a cambiar, y cuando lo ven desde otra perspectiva, no les entra en la cabeza por qué a algunos les cuesta tanto hacer un "cambio de rumbo". Creo que hay un par de razones por las que es tan difícil para ellos...

1.     Lo estático e inamovible ofrece seguridad. Estar dentro de esa especie de "zona segura" que pudo encontrar esa persona lo hace mantener quieto en un lugar que parece ser incuestionable para todo mortal. Se desentiende totalmente de los riesgos inevitables de la vida y se encierra en esa burbuja que lo mantiene aislado de cualquier peligro exterior.

2.     Exponerse a lo desconocido implica encontrar cosas que angustian. Se crean con frecuencia muchos “fantasmas” sobre lo que no se intenta conocer, creyendo que una nueva situación que rompe con su esquema actual puede ser sumamente hostil. La sola idea de tener que tolerar el paso de una situación así lo pone de cara con sus propios miedos, sus “demonios” a combatir. Termina eligiendo el conformismo y no trata de enfrentar esos temores con el fin de encontrar el valor para superarlos.

3.     Aquellas personas que intenten movilizarlo a un cambio, se las considerará hostiles. Es el mecanismo básico para mantener esta “homeostásis” en la cual se siente seguro. A fin de mantener a toda costa su rígida estructura, ahuyentará a toda persona que (accidental o deliberadamente) intente movilizarlo de su círculo seguro. Esto implica tomar todas las medidas que sean necesarias para defender su barricada: maltratos, denigraciones, humillaciones e insultos de todo tipo.

Esos tres puntos son los que, en mi opinión, hacen a una persona tan resistente a un cambio, quizá por tener la creencia de que el cambio en sí es “malo”, cuando en realidad son las decisiones de ese cambio las que deciden si fue para bien o para mal. Es un proceso, como en todo. E insisto en que son tus propias decisiones las que van a determinar el camino, no así tus habilidades o aptitudes (éstas van a estar SIEMPRE al servicio de tus decisiones).

Cambiar para bien implica que aquella persona tuvo un cambio de actitud el cual lo benefició en un mejoramiento de su propio bienestar, sentirse más pleno consigo mismo y, en consecuencia, haber aumentado su capacidad para disfrutar de la vida junto a otros.

Cambiar para mal implica que aquella persona lamentablemente tuvo un cambio de actitud peor del que tenía antes, y en consecuencia, su propio bienestar fue mermándose poco a poco hasta convertirse en un malestar tan intolerable que lo descarga hacia otros con el fin de complicarles la vida.

Las personas que con el tiempo cambian para mal, van a ir enfrascándose poco a poco en aquellos tres puntos anteriormente mencionados, con la certeza de que nada ni nadie los va a hacer cambiar de idea. Y esa clase de actitud suele alejar progresivamente a la gente, ya que suelen producir bastante rechazo. No hay nada que se pueda hacer con gente así.

El único remedio posible parecería que es el cachetazo que en algún momento le da la realidad a esa persona, cuando caiga en la cuenta de que, cual repelente, alejó a todos los que alguna vez estuvieron a su favor.
Para bien o para mal...
Nunca es tarde para el cambio...
Siempre hay una oportunidad...

sábado, 13 de septiembre de 2014

Ser inhumano

A lo mejor es una cita textual media pedorra para arrancar con esto, pero en este caso en particular la veo muy conveniente...

Quienes hayan leído la novela "Harry Potter y la Cámara Secreta", sabrán que Albus Dumbledore, casi al final, le dice a Harry (luego de su pelea contra el Basilisco) una frase que me pareció muy interesante.

Harry se preguntaba por qué el Sombrero Seleccionador lo había puesto en Griffindor y no en Slytherin, a pesar de reunir todas las cualidades típicas de un Slytherin. Y la respuesta era evidente: terminó en Gryffindor porque Harry se lo pidió. En ese momento, Dumbledore le dice: 

"No son nuestras habilidades las que nos muestran 
quienes somos realmente, sino nuestras decisiones".

Esa frase la encuentro demasiado genial, porque encierra una gran lección para esta vida...

Uno puede conseguir todos los logros que se puedan obtener, haber tenido una trayectoria sobresaliente en muchas carreras profesionales, tener el prestigio más impecable e incluso lograr un reconocimiento de la más alta categoría... 

Pero si todo eso, si todos esos conocimientos y habilidades adquiridos empiezan a hacerte creer que tenés el derecho de subirte a un pedestal, vanagloriarse constantemente por el simple hecho de "saber algo más que el otro" y reafirmar día a día que él es quien la tiene más grande... Y bueno, entonces aquellos logros no sirvieron para una mierda...

¿Quieren mi opinión? Creo que esa persona, en tal caso, llegó a un punto en que se enfocó tanto en dominar las disciplinas más complejas y logró asimilar en forma tan profunda los conocimientos teóricos más difíciles, que se olvidó de aprender la parte más importante: la humildad. La humildad de reconocer que, sabiendo más o sabiendo menos, también es un ser humano y que, como tal, puede cometer errores. 

Que de hecho, teniendo esa actitud pedante, ya comete errores muy graves, tales como creerse omnipotente y ser soberbio hasta tal punto de que tiene la certeza de estar más allá y por encima de cada ser humano sobre la tierra.

Y eso, creer que uno no tiene errores, que con cierta cantidad de conocimientos adquiridos está más allá de toda humanidad, que ni siquiera sea capaz de hacerse una simple autocrítica, y que además se cree con el derecho de ser incuestionado y "castigar" a quien lo cuestiona... Entonces yo creo que esa persona subió 30 escalones en conocimiento, y bajó 50 escalones como ser humano

Porque aquellas personas que perdieron toda capacidad para mirarse a sí mismos y decir "es verdad, me equivoqué en esto" sólo por quedar enceguecidos en su propio orgullo de haber dominado ciertos conocimientos, lamentablemente todos esos años de trayectoria se los tienen que meter en el culo...


...porque dichos conocimientos, terminaron "matando" a esa persona.