El
Rotary Club que se encuentra en nuestro barrio no tiene un espacio físico
propio. Hace no tanto tiempo, la Cámara de Comercio les cedió un espacio,
teniendo la sede en el mismo lugar que ellos. Esto les permitió tener un lugar
fijo al cual recurrir. Sin embargo, el Rotary de ninguna manera es un invento
de acá: pertenece a una organización mundial conocida como Rotary International.
Hay
varias definiciones que pueden encontrarse sobre esto, pero todas están de
acuerdo en lo siguiente: propone reunir empresarios y profesionales universitarios
y no universitarios con el objetivo de prestar un servicio a la comunidad,
promover elevadas normas de ética en todas las ocupaciones, entre otras
acciones humanitarias.
Sinceramente
desconozco de qué manera llevan a cabo estas tareas en Celina, pero no es eso
lo que quiero compartir por ahora. Esto es más bien un detalle de color, pero
que vale la pena contarlo. Me refiero al mojón que ellos mismos construyeron
hace ya varios años.
Desafortunadamente
no tengo una foto del mojón cuando recién se construyó, pero sí de cuando
decidieron robarse la placa de bronce que habían colocado. Apenas quedó un
pequeño bloque. Esto siguió durante un tiempo más, hasta que hace poco fue
restaurado de nuevo, aunque ahora no está tan llamativo.
Sólo
se limitaron a poner el escudo del Rotary, un letrero de bienvenida y algo de
pintura. No los culpo, porque si volvieran a poner todo con materiales de
bronce, terminaría de la misma manera: robado y dañado. Por ahora sigue intacta
ésta restauración, así que solo queda cuidarlo para que no termine en la
dejadez.