martes, 19 de diciembre de 2017

Prepotentes y lameculos

prepotencia
1.   nombre femenino
Ejercicio de un poder que es muy grande o superior al de otro,
en especial cuando se hace de manera abusiva.

lameculos
1.   adjetivo/nombre común
coloquial
[persona] Que alaba de forma exagerada e hipócrita o trata
de agradar a alguien con el único fin de conseguir un favor 
o un beneficio.

No hay nada que me rompa más las pelotas en esta vida que ver a una persona prepotente, jactanciosa, fanfarrona, con el ego subido a la cabeza y encima dándose el lujo de hacer ver a los demás como un montón de brutos que nunca van a llegar hasta el nivel de su preciado pedestal.

Me di cuenta durante estos años que todas aquellas personas con los requisitos anteriormente mencionados me caen para la mierda. No los paso, no los tolero, no los entiendo, y sobre todo, no puedo soportar el impulso de decirles lo MUCHO que me repugnan.

La idea no es poner ejemplos de nadie ya que, además de que no son pocas las personas así (y no terminaría de escribir más), tampoco creo que sea necesario aburrir con cada ejemplo concreto ya que éstos sobran y, acá entre nos, todos conocimos alguna vez a esta clase de gente… y si no conociste a ninguna, temo informarte que sos uno de ellos… y que muy probablemente jamás te des cuenta de lo imbécil que te ves dándote ínfulas de señor superado (o señora superada; el orden de los factores no altera el producto).

Pero el problema no está solamente en este tipo de gente porque, si sólo ellos fueran el problema, se habrían extinguido hace mucho tiempo. El problema está en que también está ese otro tipo de gente (que los detesto igual o peor que a los prepotentes), a los que podemos catalogar como lameculos; unos pobres arrastrados conformistas que no saben valorarse a sí mismos y por ello sólo pueden vivir su vida felizmente si a estos prepotentes les hacen cumplidos y halagos… ¿El resultado? Empeorar aún más el grado de pelotudez tóxica que tienen ambos por igual.

Por lo tanto, es evidente que ambos son el problema. Así como con cualquier persona con ciertas dificultades, no podemos contemplarla en forma aislada: siempre hay algo mutuo del otro lado que contribuye a mantener ese circulo vicioso que nunca se corta y que mantiene a flote ese tipo de conductas. Lamentablemente, esto incluye al tema que nos compete.

Y más lamentable aún, es el hecho de que están en todas partes: en el colegio, en la universidad, en el trabajo, en el barrio, en la familia… Sencillamente no podemos escapar. Por lo que sólo queda una de dos: o demostramos clase y los ignoramos, o demostramos nuestra ira asesina y los puteamos a todos.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Podrido

Llega un momento en que cuando pasan los años, de vez en cuando vas mirando a quien tenés alrededor tuyo. Y ahí es cuando te vas dando cuenta de que hay personas que ya no te significan lo mismo (ya sea porque hayan cambiado drásticamente, o simplemente porque uno mismo cambia y considera que necesita otro tipo de amigos alrededor).

En este caso particular, pasó lo segundo. De hecho, ya desde el año pasado me replanteé las amistades que tenía a mi alrededor: casi todos del secundario, y muchos de ellos (probablemente la mayoría) a esta altura del partido me doy cuenta de que no son más que unos perdedores que aprovechan la mínima excusa para desquitarse conmigo, ya sea por gastadas, ya sea por burlas, ya sea por desvalorizaciones, y atacándome con la primera cosa que tengan a mano.

Ahora que soy más grande y lo pienso en retrospectiva, me doy cuenta de que dejé pasar muchas cosas durante mucho tiempo, pensando que tal vez yo exageraba, que no me bancaba nada, que tenía que ser más tolerante, más copado, más alegre… Todo siempre yo, y los demás nada… Realmente estaba equivocado, porque el problema, en este caso, eran precisamente ellos.

Yo lo atribuyo a que, esto que hacían mis ex amigos, era porque quizá ninguno podía verme más allá del muchachito tímido y pelotudo que era cuando tenía 15 años: un perdedor insufrible que no tenía el valor para decir lo que pensaba, y mucho menos para expresar lo que le molestaba. Era como si a medida que pasaba el tiempo y yo iba madurando y conociendo gente nueva, ellos seguían contemplándome como si yo no hubiera hecho progresos conmigo mismo, ergo, como si todavía tuviera esa mentalidad adolescente.

Parte de ese crecimiento fue gracias a la universidad, donde conocí mucha gente nueva con la que entablé grandes amistades. Gente maravillosa en su mayoría, que me valoraba por lo que soy y que contemplaba mis sentimientos... Habiendo gente que me estimaba tanto, miraba de vuelta para los rezagados que habían quedado del secundario y de repente me dije: “¿Qué mierda sigo haciendo con esta gente...?”

Y entonces lo entendí: concluí que no fueron ellos los que cambiaron… ellos siempre fueron así de boludos. Simplemente me di cuenta de que no me sumaban en mi vida y que, de hecho, estuve durante años perdiendo mi tiempo con esta gente que me tomaba para el boludeo. Dicho en otras palabras: me desvalorizaba tanto a mí mismo que creía no merecer personas mejores a mi alrededor.

Finalmente, esa lamparita que me faltaba prenderse, se logró el año pasado. Los que más podrido me tenían, eran tres. Despaché al que conocía desde el secundario el año pasado (me encontré con él y le dije la posta; aceptó la ruptura sin decir nada); a otro que lo conocía desde primario le corté en seco por WhatsApp (ni lo quise ver a este último, me tenía las bolas llenas); y luego la última, una chica, que directamente no le plantee nada… simplemente me alejé y no le hablé más.

Las que realmente valían la pena del secundario, son apenas dos chicas, que siempre estuvieron y que siempre me valoraron a conciencia y sin el boludeo excesivo al que me sometían los otros. Una es enfermera y la veo principalmente en sus cumpleaños; a la otra, docente, no la veo hace mucho (debería visitarla algún día) aunque de vez en cuando hablo con ella.

Pequeñas cosas que quizá a cualquiera le costaría ver (yo no estoy exento: tardé 12 años para darme cuenta). Pero cuando te das cuenta y accionás… no importa la edad que sea ni el tiempo que haya pasado… cuando realmente te das cuenta de que hiciste BIEN lo correcto, empezás a dormir más tranquilo por las noches…


domingo, 3 de septiembre de 2017

Un camino propio

Metal Gear Rising fue un experimento que en mi opinión salió bien. Un experimento que priorizaba más la acción que el sigilo, a diferencia de sus entregas anteriores. En este caso, Snake se retira de la pantalla para dar paso a Raiden, quien es protagonista de esta entrega en la cual ocurre (según nos da a entender la trama) algunos años después de lo acontecido en Metal Gear Solid 4.


Cuando digo que es un juego que prioriza la acción, lo digo en serio. Y es que es exactamente lo contrario a sus entregas anteriores: acción bien frenética, que recuerda mucho a los juegos de aventura de antaño pero con el toque moderno que necesitaba para adaptarse al estilo actual. El resultado es BASTANTE satisfactorio, ya que permite no solo un montón de posibilidades jugables en cuanto a los ataques de Raiden, sino también enfrentarte con jefes muy poderosos, o incluso más.

Sin embargo, lo que más me llamó la atención de este juego (y que lo complementa tan bien con su jugabilidad), es su parte artística. Tanto Raiden, como todos los jefes a los que nos enfrentamos, podrían protagonizar perfectamente un animé: las batallas son realmente bizarras pero no para mal, sino para bien.


Eso sin mencionar la trama de por medio, y el permitir conocer la forma de pensar de cada uno de los personajes, del primero al último. Y como si esto fuera poco, la banda sonora pone la cerecita del postre. Los temas de cada jefe son una maravilla, porque además de que tienen letras, dichas letras relatan lo que piensa ese personaje y lo que le está pasando. Casi parece que estamos adentro de una obra musical mezclada con un estilo anime que me pareció fantástico.

Y sin lugar a dudas destaco la última pelea con el Senador Armstrong, que termina por hacer reflexionar a Raiden en cuanto a su propia lucha, sobre el camino que seguirá el resto de su vida. Todo un broche de oro para un juego que quizá dura poco, pero que ese poco es lo más frenético e intenso que hayas podido jugar. 


martes, 2 de mayo de 2017

El tanque de Celina, ahora usurpado

No sé si “usurpado” será la palabra adecuada para describir lo que vi, pero siendo que se trata de aquel mítico tanque ubicado en Olavarría y Ugarte (con varias décadas ya cumplidas) no se me ocurre otra manera de expresarlo.

Poco sé acerca de los orígenes de este tanque y el propósito con el que fue construido, pero así  y todo no son pocos los vecinos que sienten esta estructura como un “patrimonio”, que se encuentra prácticamente desde los comienzos del barrio.

Sin embargo, hace un par de meses pasé por ahí solo para descubrir que ahora hay gente habilitándolo. Alrededor del tanque (preferentemente en la parte de atrás) se construyeron algunas casitas pequeñas que por lo visto impiden el paso hacia el tanque, lo cual me hace pensar que está tan abandonado hace mucho tiempo que ni siquiera fue oficialmente considerado como algo importante; simplemente lo dejaron ahí abandonado.


La pregunta que me surge es si estas construcciones alrededor del tanque fueron habilitadas por alguien o si simplemente se trata de un lugar más en Celina que fue ocupado gracias a los terrenos “liberados” que aún quedan por ahí.

Pero por sobre todas las cosas, lo que cabe preguntarse es: ¿Alguien controla esto? Por lo visto, no. No es más de lo que ya se haya visto antes.

martes, 28 de marzo de 2017

La plaza "Víctimas de Cromañón"

En esta breve nota quiero destacar una plaza de la que todavía no había hecho mención. Ubicada sobre la esquina de Ugarte y Austria (frente a la comisaria), se construyó con la intención de recordar a todas las víctimas que hubo en el boliche de Cromañón, durante un polémico recital de la banda “Callejeros” en donde el lugar parecía ser una trampa mortal que no tenía vías de acceso hacia exterior.


Esta plaza, construía hace ya algunos años, fue sede de numerosos festivales organizados por Red Ciudad Celina, allá por el 2012; también de actos conmemorativos por la Sociedad de Fomento de Villa Celina (como el Día de la Bandera).

Hoy en día, lamentablemente está un poco descuidada; pero al menos pueden apreciarse los murales que hay a su alrededor, donde además de haber dibujos, también fueron escritos los nombres de las 194 víctimas, muchas de ellas oriundas de Celina. 


lunes, 27 de febrero de 2017

"Historia de Villa Celina y barrios vecinos"

El título de esta nota es una referencia al título de un libro que me gustaría compartir para quien le interese conocer la historia del barrio en forma cronológica y bien estructurada. Fue lanzado en el 2012, por Martín Biaggini, en colaboración con la Compañía Editora de La Matanza.


Martin Biaggini es profesor de historia y licenciado en Arte, e hizo diferentes publicaciones (previas a este libro) que relatan la historia de muchos de los barrios dentro del partido de La Matanza, como Tapiales, Ciudad Madero o Villa Luzuriaga.

El libro en sí, es una recopilación de testimonios, fotos y documentos históricos que fueron investigados por el autor a fin de dar a conocer, en la medida de lo posible, todos los hechos que llevaron al surgimiento de Ciudad Celina tal como la conocemos hasta el día de hoy.

Muchos de los vecinos que forman o formaron parte del barrio aparecen en los testimonios que se exponen en el libro. Algunos de ellos, muy conocidos dentro del barrio. Todo con gran detalle narrativo y una gran cantidad de testimonios que permiten exponer muchos de los matices que se encuentran actualmente.

Recomiendo mucho leerlo para todo aquel que esté interesado en la historia del barrio. Pueden encontrar al autor en su cuenta de Facebook, o bien contactar con él vía mail.

Facebook: Martin Alejandro Biaggini
Mail: martinbia@hotmail.com
Web: http://historiadevillacelina.blogspot.com.ar

domingo, 26 de febrero de 2017

Porque el primer amor nunca se olvida

The Evil Within es juego que todo amante del terror espera: buena ambientación, buena historia, buenos jefes, y sobre todo, buenas situaciones perturbadoras. Esto sumado a una jugabilidad bien difícil de acostumbrarse, lo convierte en un juego no apto para cualquiera. No es para menos, ya que el creador de esta joyita fue nada más y nada menos que Shinji Mikami, el creador de Resident Evil.

A partir del desarrollo de Resident Evil 4, Mikami se alejó para siempre de la saga que lo hizo saltar a la fama, allá por 1996. Desde entonces no se supo más de él, hasta el 2010. En ese momento, Mikami fundó su propia desarrolladora de videojuegos titulada “Tango Gameworks”, la cual terminó dando luz en el 2013 al juego que nos compete.


El juego gira en torno a una trama totalmente nueva e intrigante, con muchos enriedos, que por momentos recuerda a Silent Hill. Jugabilidad MUY dificultosa; pero no por falta de esmero, sino por haber logrado un sistema que busca generar tensión constantemente, de la forma más realista posible. Este juego no es para novatos. Está repleto de aspectos que lo dejan más “chapado a la antigua” en el sentido de que hay que usar bien la cabeza al racionar las municiones.

Pero no es eso lo que más quiero destacar, ya que análisis hay muchos y esto no pretende ser un “análisis” del juego…

En este caso en particular, hay otros detalles que me llamaron la atención. Muchos de los que conocen bien este micro-mundo seguramente habrán notado ciertos paralelismos MUY directos hacia Resident Evil. Y no es de extrañar, ya que The Evil Within (en Japón: Psychobreak) y Resident Evil (en Japón: Biohazard) son del mismo creador. Incluso hasta en el cambio de nombre que sufrieron de una región a otra son testimonio de la cantidad de guiños que Mikami dejó respecto a su aclamada saga de zombis.

Para empezar, y quizá el más significativo de todos, el encuentro con el primer monstruo del juego. Un guiño totalmente descarado y calcado a la escena del primer zombi con RE1. Muchos recordarán lo chocante de esta primera escena (que incluso atemorizaba más que los zombis que aparecieron en posteriores entregas). En este juego vuelve a aparecer, casi como una carta de amor a todos los que fuimos parte de ese momento.



Luego, y de una forma más sutil, podemos darnos cuenta de que las distintas “flechas de agonía”, son un guiño hacia los tipos de granadas que los RE ofrecían para el lanzagranadas. Como si esto fuera poco, vuelven a hacer acto de presencia las que son explosivas, congelantes e ígneas. Aunque las ácidas desaparecieron, en su lugar surgieron otras más interesantes (cegadoras, electrificadas, de empalar y envenenadas).



Por último, y no menos importante, el ojo como símbolo del horror, tan característico en los RE1 (la intro del menú) y en RE2 (el ojo en el brazo de Birkin), vuelve a hacer acto de presencia en el momento en que estamos llegando al final del juego.


Todo esto nos hace concluir algo. Por más que Mikami haya dejado hace ya mucho tiempo su primer gran obra en el mundo de los videojuegos (en el 2004), la esencia de algunos detalles que fueron característicos para el púbico en su momento (y tan importantes para él por lo inspirador en su obra) vuelven a cobrar vida en esta nueva entrega, casi como un aviso de que su proyecto anterior no lo dejó en el olvido. 

Mikami nunca olvidó aquel “primer amor”, su auténtica primera inspiración. Aquella que lo empezó todo en su propia carrera del género del terror…

miércoles, 18 de enero de 2017

¿Qué es un "municipio"?

En esta nota cortita y sencilla quiero hacer simplemente un par de apreciaciones personales que no pude publicar en su momento. Y además, aclarar un par de conceptos que estuve investigando:

1.   Un municipio, en teoría, es aquel grupo de personas que está compuesto por un intendente y varios concejales cuyo objetivo es el de gobernar un territorio determinado. Por lo tanto, un delegado municipal es aquel miembro de ese grupo que los está representando.

2.   El municipio posee ciertas funciones principales que se encargaría de cubrir en general: la limpieza, colocación de semáforos, pavimentación de calles y veredas, iluminación, creación lugares al aire libre y vigilancia policial. De más está decir que todo esto necesita un constante mantenimiento y arreglo.

¿Les parece muy ideal? Sí, lo es… y termina siendo una triste ironía que los conceptos de estas instituciones terminen siendo así cuando hablamos de Celina. Exceptuando la construcción de ciertas plazas y la reparación de ciertas calles, pocas veces podría decir que he visto que se realicen esas actividades supuestamente básicas. No es sorpresa para ningún vecino celinence que no se priorice el bienestar del barrio, y menos el de los propios vecinos. 

Pero ésta es la gran paradoja: los mismos vecinos somos también responsables de esto y no porque seamos los máximos culpables, sino porque el poder de toda una población es mucho más consistente que el de una entidad manejada como una empresa.

Es una situación delicada, ya que esto permite que estén metiéndose cada vez más en los espacios que les corresponden a los vecinos. Y así estamos: se están manejando las cosas que son de bien público como si fueran una compra/venta de productos.