La
memoria colectiva es algo que está siempre construida sobre una necesidad del
presente y, por lo tanto, también con
una necesidad del futuro. Nunca se parte del supuesto de “tener memoria”
porque sí; por el contrario, sean los motivos que fueren el de tener memoria,
siempre será porque (en muchas ocasiones) la tendencia al olvido puede tener una capacidad de amputar el
futuro.
Tomemos
como ejemplo a la última dictadura militar: frente a esa situación del pasado
hay muchas razones para tener memoria colectiva, principalmente por el efecto
traumático que produjo en Argentina, que nos hace pensar automáticamente en la
dictadura. Sus conmemoraciones, actos, murales, difusiones y demás, muestran
claramente cómo la memoria colectiva responde
a necesidades del presente y del futuro.
En
la medida que hoy, tiempo presente, no hay una situación de justicia (y eso
sumado a una política de olvido que se fomenta constantemente), a veces tiene
que ser un grupo, una comunidad o un sistema, el que se tiene que convertir en el portavoz de la historia y
de la memoria. Esto es: ir formando (con la suma de memorias individuales,
que van enlazándose) nuestra historia local.
En
Celina esto es moneda corriente, es el pan de todos los días. Mis aportes son
apenas un granito de arena, junto con los de otros vecinos más, que a su manera
y a su estilo tratan de cumplir esos roles. Nuestro objetivo como vecinos es
que la identidad de Ciudad Celina no sea olvidada en el tiempo. Que pueda
mantenerse vigente en este presente que, al igual que en sus orígenes, la
presencia de los organismos del estado es casi nula.