¡Dale al play antes de leer!
Battlefield 4 llegó a mis manos
hace no menos de dos meses, y tengo que reconocer que fue una experiencia
diferente y muy entretenida. Es una alternativa interesante y más intensa que
su competidor directo (que no es otra que la saga de los Call of Duty). Más
emocionante, más realista y más inmersiva de lo que haya visto hasta el
momento.
No tuve
el placer de jugar todas las entregas de esta saga. Esta cuarta entrega de los
chicos de Dice fue mi primer experiencia en este universo llamado Battlefield.
El Modo Campaña es frenético todo el tiempo, con situaciones en donde el tiempo
apremia, el enemigo te acosa constantemente sin respiro, y toda esperanza
parece reducirse a un mísero campo azotado por la guerra en donde a esto se le
suma las fuertes alteraciones climáticas (siendo la lluvia un protagonista
más).
Al estar por terminar la última misión del juego, éste te exige que sacrifiques a uno de tus compañeros. Recker, el protagonista, junto con sus dos compañeros, están colgados de un arnés, justo encima de la flota enemiga principal, la cual está a punto de acabar con toda esperanza de ganar la guerra. Pero en el momento más crítico, una de las cargas del C4 (colocadas estratégicamente en el barco líder) comienza a fallar, impidiendo la detonación a distancia para acabar con todo de una vez. En ese momento, uno de los dos tiene que sacrificarse para bajar y arreglar la carga disfuncional: Hannah, la espía china que se alía con el equipo de Recker; o Irish, colega y amigo del equipo.
No se
puede elegir que ninguno se sacrifique, puesto que la flota enemiga termina
destruyendo la flota de nuestros héroes (obteniendo así el "final
malo"). Tampoco Recker puede sacrificarse. Sólo Hannah o Irish. La
muerte de alguno de los dos es inminente.
Quienquiera que baje, logrará poner en marcha el C4 nuevamente, momento en el que Recker acciona el botón y el enemigo cae derrotado, junto con el compañero inmolado. Al correr los créditos, puede apreciarse una dedicatoria:
IN LOVING MEMORY OF:
Kjell Reutersward
1979 - 2013
Mientras tanto, durante toda esta secuencia, suena el tema que estás escuchando...
al querer buscarlo en YouTube, me llevo la sorpresa de que dicho tema se titula "A
theme for Kjell". Y mientras recuerdo con intensidad esos momentos en
que el juego ofrecía aquellas batallas en donde el enemigo cada vez estaba más
cerca y la lluvia torrencial agobiaba a los protagonistas, pude darme cuenta de que
el Modo Campaña tiene un sentido más profundo...
Este juego, esta cuarta entrega de Battlefield, está de duelo. Y lo manifiesta durante todo el desarrollo de la trama. La mayoría de los ambientes son desoladores, abatidos, con matices que invocan una cierta tristeza; una esperanza tan lábil que pareciera quebrarse en cualquier momento... Y la escena final es una analogía impactante ante ese duelo.
Kjell Reutersward era programador de Dice, y esta dedicatoria al final del
juego dice mucho del propósito con el que fue lanzado. Nunca, en
tantos años de gamer, contemplé semejante creación con la meta de poder
sublimar tanto dolor, que implica nada menos que la
pérdida de un ser querido.
Dejando de lado la jugabilidad, la calidad gráfica y cualquier otro
apartado técnico... Esto tiene que ver con la carga subjetiva que tiene el juego: es una
representación del dolor de una pérdida... Y esa canción, "A theme for Kjell", es un broche de oro totalmente oportuno para cerrar esta obra.
Fue un placer haber comenzado el recorrido de esta saga con esta cuarta
entrega...