lunes, 29 de agosto de 2016

Un manojo de emociones

Hay tantas situaciones en juego, tanto buenas como malas, que son difíciles de describir. Tengo la sensación de que son emociones extremas, que no hay todos los matices en gris que debería haber… ¿Cuál es el límite? ¿Lo hay realmente? ¿Debería ignorarlo y hacer de cuenta que tales sensaciones no existen? ¿O debería reconciliarme con este manojo, aceptándolo tal como es?

Cada vez que lo pienso con tranquilidad y contemplo aquellas situaciones sin etiquetarlas, realizo que simplemente están ahí: registradas en mi cabeza sin más. Posiblemente algo enredadas entre sí, no con objetivos imposibles pero sí difíciles de resolver. Porque está el hecho de que a veces se acumulan tantos malestares juntos que uno no sabe cómo accionar.

Es como una bomba de tiempo… ¿Y ese malestar necesita germinar poco a poco hasta que sea incontenible y habilite el accionar necesario?


No es nada del otro mundo. Soy perfectamente consciente de que las situaciones en sí mismas son estados y no imposiciones. El problema está en resolver qué hacer mientras tanto para que esos malestares sean encauzados de la forma más sana posible… Cómo poder mitigarlos al menos.

En ese sentido, me siento incomprendido. Al menos por las personas que más quisiera que me entiendan. Algunos sí lo hacen… otros no. Y es ahí donde no tolero que sea incomprendido. Quizá estoy siendo muy egoísta. No creo que sea posible pretender que todo mundo me entienda...

Es difícil, pero llevadero… al menos durante ciertas tandas.

lunes, 22 de agosto de 2016

Paraíso enigmático


FarCry 3 causó mucha expectativa desde la primera vez que fue anunciado. No es para menos: los trailers y la estrategia publicitaria que se invirtió para esto fue estupenda (destacando las actuaciones de Michael Mando y Christopher Mintz-Plasse). Quizá al descubrir la trama en su totalidad (al menos en mi caso) uno hubiera esperado un desarrollo más terrorífico tanto de ambos antagonistas (Vaas y Hoyt) como de los propios protagonistas (prácticamente todos salen con vida). Así y todo, el juego cumplió y está a la altura de lo que es un gran juego, tanto en jugabilidad y calidad gráfica como en la trama.

Durante el trayecto de la aventura, la acción está siempre a la orden del día. El arte de usar sabiamente el armamento y los objetos es vital para tener éxito en el progreso, pero no es eso lo que quiero destacar. La mística que gira en torno al contexto de FarCry 3 es por demás llamativa. Encierra muchos misterios, muchos giros inesperados, pero por sobre todo es una puesta a prueba del personaje principal: Jason Brody, un muchacho sin muchas expectativas de proyectarse hacia un futuro.



En cuanto menos lo esperó, estaba rodeado de un ambiente que carecía totalmente de las normativas a las que estaba acostumbrado. La civilización como él la conocía no existía en Rook Island. Eran simplemente salvajes, y sus comportamientos eran en base a pensamientos totalmente mágicos, sin ninguna referencia real. Su brutal experiencia en Rook Island fue más que una lección para su vida; se da cuenta de que puede ser más que aquella cultura despiadada, e incluso mejor que ello.

Pero lo más destacable de la trama, es sin duda los villanos principales: Buck, Vaas, Hoyt y hasta la propia Citra. Uno más despiadado que el otro, sin ningún tipo de normas morales o éticas. Cada uno de ellos cumple un rol bastante siniestro en la isla y, tarde o temprano, Jason debe enfrentarlos a muerte para evitar que lo maten.


Durante estos enfrentamientos nunca se termina de saber con exactitud cómo se dieron esos combates. Me refiero a que no es el típico enfrentamiento de “jefes”, en donde hay que vaciar toda una barra de vida. Ninguno de éstos es un superhombre al cual hay que acribillarlo a balazos hasta que caiga: FarCry juega mucho con la percepción subjetiva de Jason, con el momento climax en donde la adrenalina de salir con vida se pone en juego al tener un duelo a muerte. Durante estas secuencias, pareciera que Jason alucina o que simplemente la situación del momento lo lleva a distorsionar su alrededor, enfocándose únicamente en su adversario (momento en el cual hay que presionar ciertos botones correctamente para ganar).

Esto también sucede en ciertos momentos puntuales del juego, en donde las alteraciones de la percepción juegan un papel muy importante en Jason. Ese es el principal punto fuerte de FarCry y que lo hace único en esencia: nunca se termina de saber a ciencia cierta cómo fue el trayecto de ciertas misiones, sino que simplemente se dio. Resulta que esto produce una inmersión fantástica, ya que el todo el juego se desarrolla en primera persona (o sea, desde los ojos de Jason) por lo que básicamente vemos, pensamos y sentimos lo mismo que él. Ahí está el atractivo principal de FarCry, y por ende, la razón de su éxito.

viernes, 5 de agosto de 2016

La virgencita del Barrio Urquiza


Esta ermita de la Virgen de Luján, construida hace ya unos cuantos años, estaba ubica en la rotonda que se encuentra entre Ugarte y San Martín, la cual delimita al Barrio Urquiza de los demás barrios. Lo digo en pasado porque este año ocurrió un hecho terrible (sin heridos, pero terrible al fin y al cabo) durante una madrugada del mes de marzo: un auto chocó contra esa ermita, la cual quedó totalmente destruida. 

Afortunadamente, todos salieron ilesos. Muchos vecinos especularon que se trataban de personas con nacionalidad boliviana que iban alcoholizados, pero luego se supo que era una familia de nacionalidad argentina (2 nenas con la madre y el padre). Al parecer el accidente se produjo por una falla en los frenos del auto, lo cual provocó un choque inminente.


Sin embargo, los vecinos colaboraron entre todos para lograr que resurgiera nuevamente la ermita destruida, por lo que se empezó a planificar su reconstrucción. Me sorprendió el poco tiempo en el que todos los vecinos tomaron la iniciativa de volver a ubicar a la Virgen en el lugar donde estaba: en tan solo un mes de haber sucedido el hecho, la ermita ya estaba prácticamente terminada, con mejores materiales y más llamativa que antes.


Esta unión que hubo para con la ermita puede ser perfectamente tomada como ejemplo para todas aquellas actividades que requieran la unión de varias personas. Es cuestión de ponerse de acuerdo, planificarlo, y sobre todo llevarlo a la acción. No de usar la queja como arma, sino las propias manos.