miércoles, 16 de septiembre de 2020

El lenguaje inclusivo y la falacia de la novedad

Desde que se popularizó, dio mucho de qué hablar en todos lados. Los que me conocen saben bien lo que pienso al respecto, pero quiero darle una vuelta más al asunto. Creo que, ante la necesidad de tener una cultura más inclusiva (y en especial cuando debería ser obrada desde el ejemplo), primero es necesario argumentar POR QUÉ la idea de "lenguaje inclusivo" puede de hecho aplicarse sin recurrir a agregados por colectivos políticos de ninguna índole; ya sea con la “E”, con la “X” o con cualquier otra modificación que “neutralice” la imposición de un sexo sobre otro.

Datos curiosos:

Cuando uno busca en la Wikipedia el artículo “lenguaje inclusivo”, éste se redirecciona automáticamente hacia “lenguaje no sexista”. Cosa que me resulta sumamente interesante, porque en Wikipedia esto suele ocurrir cuando un término en sí quedó en desuso u obsoleto y a través del tiempo se le encontró un rótulo más clarificador. Siguiendo con esta línea, el sexismo es básicamente la discriminación sexual en términos de prejuzgar la conducta y/o de formar estereotipos sociales reflejados en la diferenciación de sexos.

Entonces… ¿qué viene a ser este renombre titulado como “lenguaje inclusivo”? A mi juicio, decir de una manera más positiva que el lenguaje debería promover a través de su estructura la “no discriminación” de los sexos. ¿Pero realmente es sólo el lenguaje el que necesita hacer este cambio? ¿Qué hay de la interacción social? ¿Qué hay de la conducta ejemplificadora, atributo que PIDE A GRITOS manifestarse en territorio argentino? ¿A una persona machista lo va a hacer menos machista si habla con la E, la X o cualquier otro agregado? Desde mi punto de vista, me parece bastante ingenuo…

“Falacia ad novitatem”

Conocida también como “falacia de la novedad”, implica que un argumento es válido solamente porque se trata de algo moderno, reciente o nuevo; y eso es precisamente el error fundamental de todo este asunto. Muchas veces escuché decir que una de las razones por las que hay que cambiar las reglas de la RAE (Real Academia Española) es porque su construcción quedó anacrónica y anticuada, sin tomarse la molesta de investigar que la RAE, de hecho, ha incluido MUCHÍSIMAS palabras que permitieron ir actualizándola en el tiempo (cosa que, irónicamente, ¡se lo han criticado también!). Hay infinidades de anglicismos que se han estilizado al castellano (“escáner”, “estatus”, “fútbol”, “tuitear”, “eslogan”, “estrés”, etc.) y ni hablar de los modismos que finalmente se añadieron también a la lengua (“amigovio”, “friki”, “setiembre”, “otubre”) y han terminado formando parte de la lengua española.

Ahora bien… ¿por qué la misma RAE declaró muchas veces en sus tuits a sus usuarios que no actualizan su estructura en base a “agrupaciones colectivas”? Y doblo la apuesta: ¿por qué además declaró que eso solo supondría un “cambio artificial” en el idioma? Lo cual me lleva de nuevo al punto anterior:


¿BASTA SOLAMENTE CON EL LENGUAJE PARA SER INCLUSIVO?


Nuevamente digo que NO, y estas son las razones por las que la RAE se niega a hacerlo:

Para que una palabra, vocablo o estilo de pronunciación sea aceptado como tal, es necesario que:

1.     Haya causado un profundo impacto cultural en un importante porcentaje de la población mundial que habla español. Con lo cual, al ser el lenguaje inclusivo un modismo expresado casi exclusivamente por colectivos políticos, es fácil deducir que no es suficiente ya que esto no lo reproduce la gran mayoría de hablantes castellanos que se lo hayan “apropiado” e integrado al habla cotidiana. Dicho esto, hay mucha gente a la cual le causa rechazo el uso de la E o la X como bandera política (y en especial cuando los representantes de estos movimientos hacen constantemente el ridículo y expresan sus motivos con nula coherencia argumental), por lo que a mi juicio arrancaron mal si la idea es “provocar una revolución” en el lenguaje.

2.   Sea consonante y armónico con las reglas de la gramática, la ortografía, la sintaxis, la morfología y el léxico. Por ejemplo: ¿cómo pronunciarías “chicxs” o “compañerxs”? Lo mismo con la E… ¿cómo decir “empoderades” ignorando el uso gramatical de las vocales o sufijos que afecta a la pronunciación de la palabra? No hay mas que agarrar un diccionario (preferentemente el Larousse) y leer con atención la sección lingüística de la misma, y ahí van a darse cuenta de lo que hablo. Hagan la prueba, búsquenlo.

Un llamado a la reflexión:

¿Sabían que la lengua española alberga alrededor de 150.000 palabras en su totalidad? Lo cual quiere decir que existen más posibilidades de utilizar palabras no sexistas que denoten un abarcamiento de ambos sexos por igual. Si se dan cuenta, yo mismo en esta publicación usé palabras que incluían a ambos sexos, y no fue necesaria la adición de ninguna vocal. Pueden optar por decir “la persona” en vez de “el hombre”, por ejemplo. O “la gente” o “la población” en vez de “los habitantes” ...

¿Se dan cuenta a lo que me refiero? No hay mas que agarrar un diccionario común junto con un diccionario de sinónimos, y empaparse a fondo con la lengua española en todos sus matices. Porque si bien pueden existir palabras que denoten una “discriminación sexual”, también existen otras que no lo hacen y que están ahí. Simplemente hay que investigar a fondo; y también darse cuenta de que hay que tomar lo bueno, lo mejor y lo útil de una lengua para exprimirla al máximo, tal como uno debería hacer en la vida misma. Dicho en otras palabras: hay que rescatar lo positivo del castellano en vez de juntar odio en lo negativo que pueda tener. No le guarden rencor, tienen que amigarse con su lengua y esforzarse para sacar a flote la expresión inclusiva dentro de su vasto contenido.

sábado, 5 de septiembre de 2020

El otro día YouTube me recomendó un video…

No es algo nuevo cuando digo que en YouTube se les dio por habilitar algún tipo de algoritmo que te empieza a recomendar videos totalmente sacados de contexto, es decir, sin relación alguna con lo que usualmente ve uno (la prueba cabal acá en Argentina es aquella tremenda reliquia conocida como “el inodoro que habla”; búsquenla y van a entender de qué hablo).

La cosa es que hoy, entre la lista de videos aleatorios que aparecen últimamente, apareció uno titulado “Cómo usar una pistola Glock en menos de 3 minutos”… el video en sí no fue lo que me llamó la atención, sino la gran creatividad para el humor negro que dejaron los usuarios en los comentarios.

Dicho esto, permítanme compartirles los que más me llamaron la atención:










martes, 18 de agosto de 2020

Cómo saber si la terapia no te esta sirviendo...

Mucha gente cree que es lo mismo hacer terapia que ir al psicólogo, y si bien parecen sinónimos, hay una sutil diferencia:

Ir al psicólogo puede hacerlo cualquiera. Desde consultas puntuales, exploraciones focalizadas, derivaciones, asesoramiento en áreas específicas, o simplemente ir a tirar la plata con alguien que no cumple realmente su función como profesional...

En cambio, hacer terapia es básicamente un trabajo más en la forma de un tratamiento, tanto para el terapeuta como para el paciente, de la misma manera que una persona debe hacer un tratamiento médico prolongado cuando tiene algún malestar incurable. En el caso de los psicólogos la enfermedad se reemplaza por una necesidad de cambio en la conducta y el tratamiento psicológico consiste en el cuestionamiento de sus cosas para lograr otra construcción complemente distinta de su realidad en la vida.

En base a conversar con otros colegas y a mi propia experiencia, hay ciertas pistas que puedan hacerte pensar que no estas haciendo terapia, sino simplemente yendo al psicólogo sin ninguna utilidad aparente. Y que ENCIMA haya gente que imagina que esto es una virtud:

1) Hacer solo catarsis: La descarga de pensamientos, sentimientos y afectos es parte de la terapia, pero de ninguna manera es el único ingrediente. Yo ya hablé de esto en otra publicación, pero básicamente luego de la catarsis vienen un montón de procesos que ponen en jaque su modalidad usual ante la vida. Comienza un compromiso a poner en práctica nuevos comportamientos y experimentar nuevas actitudes de percibirse a sí mismo y a los demás. ¿Qué implica esto? Un monto de angustia enorme dado que la persona sale de su zona de confort para arriesgarse a construirse de nuevo en toda su complejidad: cuestionar sus emociones, sus conductas, sus pensamientos y que su espacio terapéutico sirva para plantear situaciones emocionales muy profundas que las experimenta para luego afrontar las consecuencias que pueda traerle. Todo esto implica hacerse cargo de lo que uno genera en los demás y de la devolución que éstos puedan darle, y para ello es necesario correrse de sus soluciones intentadas. Entonces, quien hace terapia, sin duda es quien pone en práctica nuevas maneras de pensar, sentir, decir y hacer que son ayudadas por el psicólogo y a su vez genera una transformación en su actitud ante la vida, que es de responsabilidad, de afrontamiento y de acción.

2) Le hace sentir bien: Si esto fuera lo único que pasa en terapia, entonces lo que expliqué en el punto anterior no existiría jamás. Cuando uno hace terapia, no solo se enfrenta a lo que le hace bien, sino también a lo que le hace mal. E incluso a veces lo que le hace bien, puede descubrir que en realidad le hace mal, ¡y lo que le hace mal en realidad puede hacerle bien! Así de contradictorio puede ser uno al no ser capaz de visualizar las verdaderas consecuencias de sus acciones, y para eso les puedo asegurar que no siempre se siente bien hasta que se resuelve.

3) Solo se va cuando se lo necesita: Es básicamente el punto que más le sirve a esta cultura actual de desatención y falta de compromiso con los demás, y que desgraciadamente comulgan varios profesionales que dicen ser “modernos”. Como si el malestar psicológico fuera tan sencillo de resolver como cuando uno está engripado, va al medico y le receta algo para tomar. ¡NO! En una terapia el motivo de consulta es lo bastante profundo como para necesitar una regularidad en la forma de un tratamiento, y como tal, la relación generada dentro de ese tratamiento es el motor principal para poner en marcha todas las acciones anteriormente explicadas en los otros dos puntos. Si no, es quedarse siempre en la superficie de quien nos consulta, y empezar de nuevo.

Ahora bien, ya hablamos de lo que pasa cuando una terapia no funciona… ¿Quieren saber cuál es la mejor manera de darse cuenta si una terapia funciona en verdad? Simple, cuando las personas alrededor tuyo (y en especial las que están implicadas dentro de tu tratamiento) piensan lo siguiente:


“El psicólogo está lavando cerebros”


¿Se dan cuenta a qué quiero llegar? No hace falta ahondar mucho más cuando uno realmente percibe que yendo al psicólogo se está haciendo realmente terapia. Si los que están a tu alrededor atacan de alguna manera a tu terapia en la forma de manipulaciones, desvalorizaciones, desprecios, odios y rechazos, ¡entonces quiere decir que vas por muy buen camino!

lunes, 1 de junio de 2020

Consejos para Alien Isolation

Alien Isolation es un videojuego de terror bastante raro, no muy distinto de otros que ya han salido, pero con dos particularidades que considero llamativas: la primera es que lleva el sello de la franquicia Alien (con toda la fidelidad que eso conlleva), y la segunda es que es injustamente difícil.



¿Por qué "injustamente"? Porque no lo es debido a que asegura un buen desafío al jugador en un ambiente terrorífico, sino por tener serios problemas jugables:
  • Empezando por el Xenomorfo en sí, que aparece en forma casi aleatoria sólo para justificar su letalidad, cuando pudieron perfectamente confiar en las habilidades que ya de por sí tiene (escabullirse por los conductos, sentidos perfeccionados, matar a la primera, etc.). Termina siendo anticlimático ser asesinado miles de veces en repetidas situaciones, donde corta toda exploración y búsqueda de informes respecto a la situación de los tripulantes.
  • Por otro lado, el punto anterior no sería tan grave si no fuera por otra gran falencia: NO existen los guardados automáticos, o cuando menos, puntos de control recurrentes. Esto lo convierte automáticamente en un juego pesado que no te motiva a seguir adelante y que aniquila todo progreso que hayas logrado a cuesta de mucho trabajo, coartándote una vez más la chance de disfrutar el juego.
  • El arma blanca que se adquiere al principio está perdida si Ripley equipa cualquier otro objeto, como las bengalas, ya que no existe un botón para volver a dicha arma hasta que no consigas el revolver. ¡Esto es gravísimo porque, por ejemplo, no permite aplicar estrategias de distracción con los enemigos humanos para golpearlos por detrás!
  • Cambiar la dificultad no sirve de nada ya que de una forma u otra el juego depende más de la aleatoriedad del Xenomorfo que de las habilidades de Ripley para evitar que la maten. Probé todas las dificultades y no encontré NINGUNA diferencia entre una y otra: siempre era el mismo resultado.
  • Las opciones de escondite resultan ser poco intuitivas. Desde tener que mantener apretado el botón en vez de una pulsación directa hasta el hecho de no poder asomarse por fuera del escondite sin abandonarlo.
Ejemplos de videojuegos de terror que no apelaron a todos estos problemas y tuvieron éxito hay muchos, empezando por el ya clásico Amnesia, e incluso puedo remitirme al mítico Alien Resurrection de PSX, que ya de por sí demostró un gran potencial en su momento. Y en cuanto a los más actuales, la lista es interminable: Dead Space 1 y 2, Outlast 1 y 2, The Evil Within 1 y 2, Resident Evil 7, etc.

Por lo tanto, da la impresión que los creadores de Alien Isolation no tenían del todo claro cómo crear y pulir una jugabilidad más intuitiva y no por eso menos terrorífica; todos los juegos que mencioné antes son la prueba cabal de ello: estos problemas jugables no existen en los demás. Entonces, ¿por qué un título como Alien Isolation tuvo tan buena recepción en los medios especializados? Mi sospecha es que fue por llevar el título “Alien”, ya que de no haber sido así, dudo mucho que haya tenido tantas buenas calificaciones. Tuvieron la suerte de “vender bien el nombre” (para que no pase sin pena ni gloria) a costa de una jugabilidad muy mejorable compensada con una ambientación completamente fiel a la película y una calidad gráfica excelente.



Aun así, confieso que la aventura es llevadera a pesar de sus defectos; al menos tras pasar la primer mitad del juego. No es para jugarlo apresuradamente. Hay que tener mucha paciencia porque su ritmo es muy lento. Así que lo menos que puedo hacer es dejarles algunos consejos respecto a los enemigos:
  • Con los tripulantes:
  • Luego de conseguir el arma blanca, es una buena idea ir atrayéndolos uno por uno con alguna distracción como, por ejemplo, usar los paneles de reprogramación activando alarmas o altavoces. Luego es cuestión de esperar escondido a que investiguen y entonces salir rápidamente para matarlos por detrás. Cuando ya tengas el revolver o cualquier otra arma de fuego, esta estrategia se vuelve pan comido. Si son demasiados y es muy arriesgado gastar balas, hay dos opciones muy útiles: usar la bomba de humo para cegarlos temporalmente y seguir adelante sin complicar demasiado las cosas; o usar una molotov si tu idea es "limpiar" la zona de tripulantes...
  • Con el Xenomorfo:
  • Hay que recordar que no se lo puede matar con ningún arma que te encuentres; en este caso, el emisor de sonido es VITAL para distraerlo si justo te está bloqueando una vía de escape. Eso te va a dar unos valiosos segundos para escapar con éxito. Si estás escondido y el Xenomorfo está oliendo tu escondite, hay que mantener apretado L2 (PS3) o LT (XBOX 360) y luego mantener hacia abajo la palanca izquierda para aguantar la respiración y evitar que te descubra. No hay que soltar los botones hasta que no se vaya, o sino date por muerto. Ya estando más avanzado en la aventura, el lanzallamas se convierte en la opción definitiva para que huya y escape durante un momento.
  • Con los androides:
  • Suelen ser más lentos y fáciles de evitar (y además no te matan de una), por lo que es recomendable aprovechar eso y evitar el combate si es necesario. Si te bloquean el paso, una buena opción es arrojarles una bengala ya que el fuego les llama la atención, dándote tiempo para escapar. Si son demasiados, la opción más acertada es colocar una mina PEM para incapacitarlos durante unos valiosísimos segundos. Ahora bien, si tu única opción es luchar, la escopeta es ideal para reventarles la cabeza con unos pocos disparos a quemarropa; si están incapacitados mientras se les dispara, el daño con cualquier arma es mayor.


Espero que les sirvan estos consejos, y así poder mitigar un poco las falencias que tiene este título tan desaprovechado.

martes, 19 de mayo de 2020

Sobre el destino

Durante años escuché a mucha gente hablar sobre el destino, sobre lo que significa creer en él o en todo caso sobre la importancia que tiene en nuestras vidas. Sin embargo, parecen palabras vacías ya que muchos adjudican al “destino” un montón de cosas que no tienen explicación, casi al punto de considerarlo como algo que está más allá de nuestro control.

Lo mismo pasa al contrario: hay gente que opta por concluir que simplemente no existe, que la sola idea de pensar de que hay algo alrededor nuestro que conspira nuestras acciones es inconcebible y por tanto, la única idea posible sobre “destino” es que solo existe lo que uno hace con sus decisiones sobre la vida.

En cuanto a mí, nunca pude (hasta ahora) formular mi propia visión sobre lo que es el destino, y creo que es un poco de ambas: soy un convencido de que a veces, por más voluntad y trabajo que le ponga uno a la vida, no siempre salen las cosas como uno quiere, es decir, no está todo al 100% bajo nuestro control, porque hay factores externos que no dependen de nosotros, nos resulta ajeno a nuestro poder… algunos lo adjudican a algo divino, al famoso “universo” conspiranoico que vela por todos nosotros; yo prefiero adjudicarlo a la suerte o a la casualidad, que aunque reconozco que suena simplista, creo que son una de las grandes protagonistas de la vida, pero eso será tema para otra publicación.

Por otro lado, sería ingenuo de mi parte decir que las acciones propias no cuentan: pueden darse todos los factores externos posibles, el ambiente puede ser tan facilitador como para que cualquiera se beneficie de él, pero si uno no es lo suficientemente competente como para ir a buscarlo, y en especial apelar a la perseverancia hasta conseguirlo, es lo mismo que la nada misma.

Entonces… ¿qué termina siendo el destino para mí? Es una mezcla entre casualidad y perseverancia. Casualidad porque sin quererlo, supera las expectativas que uno tenía al estar buscando, y perseverancia porque hay más lugares de los que cree en donde a uno puedan necesitarlo, sea el ámbito que sea; o si lo prefieren de forma más romántica, como diría Poldy Bird


"En todos hay algo que los demás necesitan, algo que puede salvarte y salvar a otros".