viernes, 9 de diciembre de 2016

Puertas adentro

En muchas ocasiones, hablar del barrio y de las situaciones a atender resulta  siempre un motivo de polémica y de desagrado. En especial cuando se involucra en el medio a las instituciones más importantes del barrio (y no me refiero necesariamente a la Delegación Municipal). Dado que no hay un apoyo directo o algo que asegure mantener al barrio en las condiciones mínimas de convivencia, a veces es necesario que un grupo, o una red, o incluso una convocación vecinal sean los que empiecen a tomar cartas en el asunto (en la medida que fuera necesario).

Y con mantener al barrio “en condiciones” no me refiero solamente a barrido, limpieza, arreglo de calles, etc. En esto entra en juego también la convivencia cultural y aspectos enteramente relacionados a la convivencia diaria. Muchos vecinos intuirán a qué me refiero, pero eso ya sería un tema para más adelante…


En este caso particular, podría decirse que muchas entidades dentro de Celina, principalmente las que fueron fundamentales para su crecimiento, son las que realmente deberían llevar la responsabilidad de dirigir tareas (dadas las circunstancias) para mitigar la gran disconformidad respecto al manejo de todo el barrio. Ya antes hubo algunos intentos, como la “Red Ciudad Celina” que aspiraba a crear puentes entre las instituciones, pero el proyecto quedó estancado.

La razón de ese estancamiento fue muy sencilla: práticamente todas las instituciones celinences se negaron a participar… y no hace falta mencionar específicamente cuales, ya que todos nosotros sabemos a quienes les toca la parte que les corresponde. Entonces cabe preguntarse, como vecino: ¿a quién le echo la culpa…? ¿Al estado, a la ley, a la gente? ¿O sencillamente no se trata de “echar culpas” como si fuéramos jueces, ajenos a la realidad?


Si en algún momento mucha gente del barrio se diera cuenta de esto, la historia a futuro podría cambiar para bien.