En muchas ocasiones, hablar del barrio y de las
situaciones a atender resulta siempre un
motivo de polémica y de desagrado. En especial cuando se involucra en el medio
a las instituciones más importantes del barrio (y no me refiero necesariamente
a la Delegación Municipal). Dado que no hay un apoyo directo o algo que asegure
mantener al barrio en las condiciones mínimas de convivencia, a veces es
necesario que un grupo, o una red, o incluso una convocación vecinal sean los
que empiecen a tomar cartas en el asunto (en la medida que fuera necesario).
Y con mantener al barrio “en condiciones” no me refiero
solamente a barrido, limpieza, arreglo de calles, etc. En esto entra en juego
también la convivencia cultural y aspectos enteramente relacionados a la
convivencia diaria. Muchos vecinos intuirán a qué me refiero, pero eso ya sería
un tema para más adelante…
En este caso particular, podría decirse que muchas
entidades dentro de Celina, principalmente las que fueron fundamentales para su
crecimiento, son las que realmente deberían llevar la responsabilidad de dirigir
tareas (dadas las circunstancias) para mitigar la gran disconformidad respecto
al manejo de todo el barrio. Ya antes hubo algunos intentos, como la “Red Ciudad Celina” que aspiraba a crear
puentes entre las instituciones, pero el proyecto quedó estancado.
La razón de ese estancamiento fue muy sencilla:
práticamente todas las instituciones
celinences se negaron a participar… y no hace falta mencionar específicamente
cuales, ya que todos nosotros sabemos a quienes les toca la parte que les
corresponde. Entonces cabe preguntarse, como vecino: ¿a quién le echo la culpa…? ¿Al estado, a la ley, a la gente? ¿O
sencillamente no se trata de “echar culpas” como si fuéramos jueces, ajenos a la realidad?
Si en algún momento mucha gente del barrio se diera
cuenta de esto, la historia a futuro podría cambiar para bien.