Hace ya varios meses que no dejo de tener pensamientos
que invaden mi día a día. Situaciones imaginarias, o de cosas que quisieran que
pase, todas vivenciadas con mucho odio respecto a personas que, se supone, son
las que deberían apoyarme y valorarme. No pasa en lo absoluto, y probablemente
no pase nunca.
Hasta sueño en situaciones donde, o soy dejado en ridículo,
o descargo un montón de groserías hacia esas personas. Como dije, pensamientos
que no me dejan tranquilo… Y no estoy seguro de que decírselas a quien
corresponde sirva de algo, porque ya lo he intentado por las buenas…
no escuchan, no registran lo que yo soy. Tampoco me apetece hacerlo por las malas; por algo tengo estas fantasías, porque es algo que no me atrevería a hacer en la vida real, y eso genera en un todo la bronca.
Dicen que la ansiedad se siente en el estómago, pero que la
angustia se siente en el pecho. Y hace varios días que siento algo
incontrolable en el pecho. Esto afecta mi labor, por si fuera poco. Porque en
alguna parte tengo la ilusión de que todo se podría arreglar mágicamente. Y eso
no va a suceder. ¿Me encontraré en condiciones de ayudar a la gente, dadas las
circunstancias? ¿Es algo transitorio?
Cada día que pasa, siento que mi cabeza se pierde otra
vez en esas fantasías de violencia y odio escupido hacia otros. No parecen
aumentar, pero tampoco parecen irse… ¿es una cuestión de tiempo esto? ¿Es duelo
acaso?
A veces tengo la sensación de que toda mi vida va a estar
dominada por estas ideas… Que solo tenga odio acumulado y que no se vaya nunca…
Tal vez no se trata de extirparlo como un cáncer… Sino de transformarlo, como
la energía. ¿Pero cómo se hace? ¿Cómo puede uno transformar tanto odio, tanta
impotencia juntada durante años, en algo más sano y agradable? ¿Será tan fuerte
en algún momento como para caer en la desesperación?
Tengo mucho odio en mi corazón, y hasta la fecha no sé cómo sacarlo.
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