No es noticia que en todos los rincones de Celina hay (como en el resto del
país), negocios vinculados a la corrupción. Con esto me refiero a priorizar el
interés económico de los responsables en vez del bienestar de gente. Pasó (y
lamentablemente sigue pasando) en muchos lugares. Varios vecinos ya saben, por
ejemplo, sobre la estafa de Tarraubella y sus construcciones sin escrituras,
así como la ausencia de la Delegación Municipal en las
problemáticas básicas que debería atender en el barrio.
Y podría seguir nombrando muchas instituciones más. Pero en este caso en
particular quiero compartirles una situación que sufren los barrios del fondo,
más concretamente del Barrio Vicente López y en parte también del Barrio
Sarmiento. Resulta que una de las tantas cooperativas que hay en Celina está
tratando de "robar" el espacio en donde los vecinos construyeron la
Sociedad de Fomento Vicente López, la cual también posee una plaza propia y
hasta dos canchas para que todos puedan jugar.
Hace no más de dos semanas, esta cooperativa (llamada por los vecinos como
"Lozada") empezaron a pavimentar calles en los alrededores del lugar.
Aparecieron tractores juntando tierra, haciendo pozos y colocando grandes
arboledas sobre la Gral. Paz con la intención de que no se vea lo que están
haciendo. Uno de los vecinos me comentaba que, al no tener escrituras de ningún
tipo para vender esas tierras, lo que hacen es hacerte socio de la cooperativa
con el objetivo de que no salga a la luz el verdadero objetivo de este negocio: vendérselas a gente
que está fuera del país, con cifras que hoy en Argentina son casi millonarias
(unos 130.000 dólares, o sea: 1.130.000 pesos) negándoles la compra a los que
sí viven dentro de Celina. ¿Y por qué se los niegan? Porque ellos ya saben
que no se persigue el interés de ayudar a la gente, sino de llenar los
bolsillos de unos pocos: los dueños de aquellas cooperativas
involucradas.
Es una situación comprometedora, porque además están "comprando"
a toda institución posible con el fin de silenciar la treta que están
elaborando. Entre ellos: la Delegación Municipal, los cuáles no mandan camiones
de basura ni ofrecen servicios básicos de mantenimiento al Vicente López cuando
la gente lo pide, pero sí a la cooperativa involucrada en esto. De igual
manera con la Comisaría: al denunciar la gente no pasa nada, pero la
cooperativa (al desalojar por la fuerza, sin ningún motivo, a uno de los
vecinos que tenía su propia casa construida y tirársela abajo con las
máquinas de construcción para seguir pavimentando) no sufre ningún tipo de
consecuencia y la acción queda totalmente impune. Hasta la misma comisión
directiva de la Sociedad de Fomento Vicente López es sospechosa de haber sido
silenciada para que dieran luz verde con este proyecto.
Como verán, el gran problema en este barrio no es la corrupción en sí (que
sucede en todas partes del mundo), sino la impunidad de esos
actos lo que ensucia cada vez más al barrio. Y con ello, con todos estos
señores que al parecer están obsesionados con la plata, terminamos perjudicados nosotros,
los vecinos. No quiero decir que todas las cooperativas celinences
persiguen ese objetivo egoísta, pero algunas (como ésta que nombro) lo hacen y
con total libertad para excluir a la gente que sí trabaja
honestamente y sin molestar al otro.
La única alternativa es, como siempre, la colaboración de todos los vecinos
para repudiar estos hechos y exigir que se hagan las cosas bien. Cuando podamos
entender todo eso, las cosas ahí van a empezar a cambiar.
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